Utilizamos la lengua todos los días —literalmente— para comunicarnos y, ya sea de forma oral o escrita, variamos de registro según el contexto. Sin darnos cuenta, cambiamos del lenguaje natural al coloquial, del coloquial al técnico, al literario, etc., todo con el fin de adaptarnos a diferentes ambientes.
El registro coloquial, también denominado «de habla común», es espontáneo y refleja características de nuestros origines y costumbres. El registro natural es similar al coloquial, aunque se emplea más en ambientes particularmente formales. Sin embargo, aunque estos dos registros sean los más comunes, no son siempre los más adecuados. Por ejemplo, el registro técnico o técnico-científico es preferible cuando tratamos temas académicos. Este se asemeja al natural, pero es más elevado y emplea un léxico específico, cuyos términos adquieren un significado propio según el ámbito en el que se utilicen. Se diferencia del resto en que es objetivo, no se emplea para expresar opiniones, y tiene una función informativa. Se puede decir que el lenguaje técnico nace del uso del registro natural por parte de determinados grupos de profesionales en diferentes ámbitos. Por ejemplo, la palabra «masa» no tiene el mismo significado cuando se habla de física que cuando se habla de repostería.
Los tecnicismos
El lenguaje técnico está por todas partes (libros de texto, artículos académicos, conversaciones, etc.) y en todos los ámbitos que puedas imaginar (música, deporte, tecnología, economía, entre muchos otros). Su vocabulario específico se utiliza en forma de jergas y argots. A los términos dentro de las jergas se les denomina «tecnicismos».
Para un traductor o un intérprete, el uso de un lenguaje u otro en un texto o discurso supone una gran diferencia. Así, interpretar una conversación general, distendida, resulta una tarea apenas complicada, pero interpretar a uno de los mejores cardiólogos del mundo en una ponencia es otro cantar. Lo mismo ocurre con la traducción; no es lo mismo traducir el manual de operaciones y procedimientos de una central nuclear que un artículo de revista sobre algún personaje de la prensa rosa, ejemplos muy dispares, casi tanto como el registro y la terminología que se va a utilizar en cada caso.
Encargar una traducción técnica
En determinados momentos de nuestra vida —aunque, todo sea dicho, esto ocurre con cada vez más frecuencia debido a las crecientes relaciones internacionales—, llega un momento en el que puede que necesites traducir unos documentos importantes, ya sea para tu carrera profesional o incluso a nivel más personal. En estos casos, no basta con una interpretación conseguida a través de cualquier traductor, sino que es precisa una traducción profesional por parte de un especialista en el ámbito y conocedor del sector de dicho texto. La elección del mejor candidato para un encargo de traducción o interpretación técnica es, por tanto, fundamental.
En blarlo tenemos una amplia red de traductores técnicos con diferentes especialidades. Deja que nos encarguemos nosotros de los tecnicismos, al fin y al cabo, es nuestra especialidad ;). Para ello, ¡no dudes en pedirnos presupuesto sin compromiso!