Quedamos para un brunch, luego nos tomamos un coffee y nos echamos un selfie con mi smartphone para enviarla online a la family, ¿ok? Y luego, un poquito de running para bajar la comida.
Esta tarde tengo una call a las 10:00, una conference para hacer un brainstorming con el team leader de mi start-up a las 11:00 y un workshop a las 12:00, tras lo cual tendré que mandar un e-mail a mi manager para enviarle el BP (business plan) que teníamos pendiente de revisar, y luego tengo que acabar el post para el blog.
La celebrity y la it-girl llevaban un outfit muy trendy propio de las mejores pasarelas, y decidieron inmortalizar el momento haciéndose un selfie en el backstage antes del shooting. Eso sí, el dress code fue respetado a rajatabla y ambas llevaron el must de esta temporada para el press day.
Estas oraciones no son más que tres ejemplos de nuestro día a día, pero es probable que nuestros padres o abuelos nos pidan que, por favor, se lo repitamos «en cristiano» porque solo han logrado entender dos palabras sueltas y… poco más.

Debido a la globalización y al uso cada vez más corriente de anglicismos en el mundo laboral, el español ha comenzado a incorporar vocablos en inglés en su rutina. Tanto es así que raro es el día que no caigamos en la tentación de colar alguno, en especial en el caso de empresas tecnológicas o de aquellas que tienen un contacto constante con el extranjero —ya sea en el caso de colaboradores o de clientes—.
No obstante, desde aquí nos gustaría recordar que la lengua española tiene términos para la mayoría de los anglicismos utilizados. Cierto es que e-mail es mucho más corto que «correo electrónico», pero también lo es que «café» y coffee tienen el mismo número de sílabas. Unos lo califican de economía del lenguaje; otros, simplemente, de moda. Sea cual fuere la razón, se trata de un fenómeno actual, real y cada vez más frecuente que se gestó en las oficinas pero que se ha ido extendiendo a nuestro día a día por diversos motivos.
Sin duda, los medios de comunicación (revistas, televisión, periódicos, etc.) ejercen una fuerte influencia sobre la sociedad, pero no olvidemos tampoco el papel que desempeñan los personajes influyentes (o influencers) de hoy. A menudo son jóvenes que emplean anglicismos por doquier en sus canales de Youtube y demás redes sociales, probablemente porque se trate de una moda, «porque es lo que se lleva ahora, es lo trendy». Si tenemos en cuenta que cuentan con miles —incluso a veces millones— de seguidores, tenemos la respuesta al porqué de la difusión de este fenómeno.
Por otra parte, ¿quién no ha comentado lo que le ha sucedido en el trabajo a un amigo o a un familiar? Al final, si lo habitual en un entorno laboral es hablar de call, conference, workshop, brainstorming, manager y team leader, es posible que la primera vez tengamos que explicarle qué significan estas palabras a nuestro interlocutor (si es que no supiera inglés); pero a la segunda o la tercera, la explicación ya no será necesaria y los términos ya quedarán incorporados a nuestros conocimientos compartidos. Porque, ¿para qué esforzarnos en buscar el equivalente en español si solo utilizamos esos conceptos en inglés durante la jornada? No nos engañemos, al final, lo natural para nosotros acaba siendo la terminología que empleamos a diario durante una comunicación fluida. Y es que el ser humano tiene la característica de amoldarse a —casi— cualquier tipo de situación; así que, por muy puristas que seamos, si todo nuestro entorno habla de brainstorming, es muy posible que nos sintamos «socialmente excluidos» si hablamos de «lluvia de ideas», al igual que sucede en el caso de los acentos.
Así pues, nosotros somos fieles defensores de nuestro idioma, pero no podemos negar la realidad de la evolución del lenguaje, que depende a su vez de la evolución de nuestra sociedad. Por supuesto, en este punto podríamos adentrarnos en el debate de lenguaje y pensamiento de Chomsky. Pero esa es otra historia.
Enlaces de interés:
http://www.fundeu.es/noticia/el-director-de-la-rae-dice-que-los-anglicismos-son-un-peligro-para-el-castellano-6580/
http://www.lavanguardia.com/cultura/20160525/402040856580/rae-anglicismos-spot.html
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