¿Necesitas una traducción jurada? ¿Puedes hacerla tú mismo? ¿Sabes cuál es el procedimiento? Seguro que son muchas preguntas las que se te han pasado por la cabeza en cuanto te han dicho que debes llevar a cabo este proceso. Sabemos que puede llegar a ser algo complicado si no se conoce bien el concepto. Por este motivo, te hemos preparado una pequeña guía con todos los detalles que debes conocer. ¡Apúntalos todos!
¿Qué es una traducción jurada?
Las traducciones juradas son traducciones certificadas u oficiales y pueden hacerse a partir de cualquier tipo de documento. Es decir, se puede realizar una traducción jurada de un expediente médico, un manual, una patente, unas escrituras, etc. El documento que se traduce y certifica posee validez legal, pero su contenido no tiene por qué ser de carácter legal.
Normalmente, este tipo de traducciones son necesarias cuando se debe presentar documentación en algún organismo o institución oficial (juzgados, ministerios, ayuntamientos, universidades, etc.) y se quiere hacer constar como verdadera en otro idioma distinto al original.
¿Quién puede realizar una traducción jurada?
Según el país en el que nos encontremos, son unos u otros los profesionales acreditados para realizar una traducción de este tipo. En España, solo se consideran oficiales aquellas traducciones juradas redactadas por traductores acreditados y habilitados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC). Para poder obtener la acreditación, deben aprobar un examen y cumplir con una serie de requisitos.
En Francia, por ejemplo, solo pueden realizar este tipo de traducciones aquellas personas acreditadas por el Cour d’Appel (tribunal de apelación), estas tienen que solicitar que se les inscriba en sus listas y la certificación tiene fecha de caducidad. En Irlanda, por el contrario, es la Asociación Irlandesa de Traductores e Intérpretes (ITIA, por sus siglas en inglés), la que acredita a los traductores, quienes también tienen que superar un examen.
Cabe destacar que los traductores jurados no son funcionarios públicos, sino que ejercen su trabajo como profesionales de manera independiente.
Diferencias sobre el papel
Cuando hablamos de traducciones juradas, muchos son los que suelen confundirlas con otro tipo de traducciones como, por ejemplo, las jurídicas o las técnicas. Tanto los traductores jurados como los no jurados pueden traducir todo tipo de documentos; no existen restricciones. La elección entre un tipo u otro de traducción (simple, con su respectiva especialidad, o jurada) depende de la finalidad del texto en cuestión. Si la finalidad es informativa, bastará con una traducción normal; pero si lo que se busca es que tenga validez legal ante cualquier organismo oficial, entonces será necesaria una traducción jurada.
Diferenciarlas sobre el papel es muy fácil: si el documento traducido contiene una apostilla junto con la firma y el sello del traductor, se trata de una traducción jurada. Si no se aprecia nada de lo anterior, es una traducción simple —o normal—.
Contratar a un traductor jurado
Elegir al mejor traductor jurado para cada texto no es fácil. Conviene tener en cuenta diferentes factores, entre ellos y uno de los más importantes: la tipología textual. Es fundamental que, aunque el traductor esté acreditado por el MAEC, este sea experto en el sector que corresponda. No es lo mismo la traducción jurada de un expediente médico que la de un contrato de compraventa.
En blarlo contamos con una amplia red de traductores jurados, todos ellos acreditados por las entidades correspondientes y con diferentes especialidades. No dudes en ponerte en contacto con nosotros, estaremos encantados de ayudarte con tus traducciones juradas.
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