La revisión de traducciones es un paso imprescindible en el salto de cualquier barrera lingüística. Durante el proceso hay que hacer hincapié no solo en la corrección estilística y semántica, sino también en el copyright. La versión nueva puede resultar brillante y prolija, pero de nada servirá si esta no puede ser difundida. Aquí encontrarás la respuesta a todas tus dudas sobre las traducciones de contenido con copyright. ¿Empezamos?
¿Qué son los contenidos de copyright?
La palabra copyright es la voz inglesa que se refiere a la protección legal de una obra. Al ser fruto del trabajo, la inventiva y el esfuerzo de un ser humano, está sujeta a propiedad intelectual. ¿Qué significa esto? Que todo fruto de la mente, del intelecto, es susceptible de ser protegido por la legislación. Gracias a dicho amparo se fomenta en la sociedad un clima de creatividad e innovación.
La propiedad intelectual confiere derechos exclusivos sobre el contenido en cuestión, en especial en lo relativo a la difusión y el lucro. Precisamente por esto, es precisa la negociación entre el creador y la sociedad para que medie una compensación económica, a lo que se restringe el copyright.
Puede involucrar cualquier clase de contenido, si bien estos son algunos de los más comunes:
- Libros, obras de teatro, artículos de revista y artículos científicos, lo que incluye su adaptación a otro idioma.
- Música, grabaciones y podcasts.
- Películas y cortometrajes.
- Fotografías.
- Pinturas, dibujos, esculturas…
En el caso de los contenidos susceptibles de traducción, los retos son mayúsculos. ¿Por qué? Brevemente:
- Traducir es, en sí mismo, un proceso creativo.
- El autor debe facilitar su explícito consentimiento para que determinada obra sea transformada.
- Las traducciones también están protegidas por derechos de autor, y quien las realiza tiene beneficios equiparables a los del creador original.
¿Qué derechos abarca el copyright?
Al momento de la revisión de traducciones, es preciso que conozcas todos los tipos de derechos que abarca el copyright y cuáles están más allá. Estos tres conceptos pueden hacértelo ver con claridad:
- Derechos de autor: Se refieren al reconocimiento del autor como legítimo creador de la obra. Es decir, que lo creaste tú y no otra persona. En otras palabras, que eres el legítimo poseedor de la propiedad intelectual sobre la pintura, libro, canción… Abarcan a su vez el derecho patrimonial y el moral.
- Derechos patrimoniales: Están referidos al lucro con el contenido. Estos pueden regalarse, donarse, heredarse… Y son especialmente importantes en lo que al copyright se refiere. Cuando aparece la característica “©”, esencialmente lo que indica es que no se puede producir dinero con este contenido sin el beneplácito del autor. En ocasiones, dependiendo del tipo de licencia creativa, no podrás ni siquiera difundirlo.
- Derechos morales: A diferencia del patrimonial, no puede cederse ni regalarse. Tampoco puede ser tomado por la fuerza mediante la expropiación. Son el vínculo innegable de procreación entre el autor y su obra, así como la prerrogativa de negarse a modificarla.
¿Qué se debe tener en cuenta para traducir una obra o texto con copyright?
Al momento de traducir obras con copyright, la revisión de la traducción tiene que ser especialmente exhaustiva. En ella hay que buscar indicadores clave para determinar la aptitud del trabajo. Aquí descubrirás tres de los más importantes:
- Naturaleza del texto: No es lo mismo llevar un texto legal o técnico a otro idioma que una novela o un poema. En el ínterin media la propia inventiva y la resolución del redactor. Debido a ello, tendrá consideraciones específicas para el copyright en la producción artística. En el caso de textos técnicos, la priorización es la especificidad de las palabras.
- El umbral de originalidad: Puede llamarse así al momento en el que la autoría de una obra traducida pasa a ser equivalente entre el intérprete y el creador. Es especialmente notorio en los casos de la poesía y la literatura. El componente creativo de la traslación es innegable, lo que puede dar pie a que se ampare bajo el derecho de autor. En este caso, se reconocería coautoría de ambos interventores.
- Consentimiento del creador: El autor original tendrá que autorizar explícitamente el tratamiento de su obra con fines de traducción. En ocasiones, como en el caso de la poeta Amanda Gorman, podrá incluso decidir sobre la idoneidad del candidato al trabajo.
Por último, pero no menos importante, tendrás que fijarte en la legislación local e internacional. El Convenio de Berna rige el tratamiento de la propiedad intelectual en todo el mundo, pero depende de cada país aplicarlo. Es común que existan variaciones, por ejemplo, respecto a la caducidad de los derechos de autor o las licencias de cesión.
¿Lo tienes claro? La revisión de traducciones cuyo texto original esté protegido por copyright es especialmente importante. Desde el tipo de texto, el tratamiento que reciba y la opinión del autor original, cada eslabón del proceso traductor tiene que estar en sintonía. Solo así el resultado obtenido hará honor a la obra originaria.