En el ámbito de la traducción especializada, solemos pensar en la conversión de textos entre idiomas escritos, pero la comunicación va mucho más allá de las palabras. Un ejemplo claro es la lengua de signos, un sistema visual y gestual con gramática y estructura propias que permite a millones de personas sordas comunicarse con fluidez. Sin embargo, al igual que ocurre con las lenguas orales, existen diferentes lenguas de signos en el mundo. En este artículo analizamos las diferencias entre la Lengua de Signos Española (LSE) y otras lenguas de signos, y el papel que desempeña una agencia de traducción profesional.
La Lengua de Signos Española: una lengua con identidad propia
La Lengua de Signos Española (LSE) no es una versión gestual del español, sino una lengua con su propia gramática, estructura y vocabulario. Por ejemplo, mientras en español se dice “Voy al cine esta noche”, en LSE el orden sería diferente, algo como “Esta noche cine ir yo”. La información visual, el movimiento y la expresión facial también son partes esenciales del mensaje.
Además, dentro de España existen variaciones regionales. La lengua de signos utilizada en Andalucía o en Cataluña puede presentar signos distintos para la misma palabra. Este tipo de diferencias recuerda a los dialectos del español, y hacen que la interpretación profesional de la LSE requiera no solo fluidez, sino también sensibilidad cultural y conocimiento del contexto.
Otras lenguas de signos: tan diversas como las lenguas habladas
Una idea muy extendida, pero incorrecta, es que existe una “lengua de signos universal”. En realidad, cada país (e incluso algunas regiones) tiene la suya.
- La ASL (American Sign Language), por ejemplo, se utiliza en Estados Unidos y Canadá, pero no tiene relación directa con la LSE. Curiosamente, está más vinculada a la Lengua de Signos Francesa (LSF) debido a su origen histórico.
- En el Reino Unido, se usa la BSL (British Sign Language), que difiere tanto de la LSE como del inglés.
- En México, existe la LSM (Lengua de Señas Mexicana), con gramática y signos propios.
Esto significa que una persona usuaria de la LSE no puede comunicarse automáticamente con alguien que utilice ASL o BSL, del mismo modo que un hablante de español no entiende de inmediato el alemán o el francés.
Por eso, cuando hablamos de “traducción” entre lenguas de signos o entre lengua de signos y lengua oral, en realidad nos referimos a un proceso de interpretación profesional, ya que implica comunicación en tiempo real y adaptación cultural.
El papel de una agencia de traducción e interpretación profesional
Una agencia de traducción profesional como Blarlo no solo ofrece servicios de traducción profesional escritos, sino también servicios de interpretación presenciales o remotos, incluyendo la interpretación en lengua de signos.
Nuestro equipo de intérpretes especializados garantiza que la comunicación sea clara, precisa y accesible. Desde eventos corporativos hasta conferencias o entornos educativos, la interpretación profesional permite que las personas sordas participen plenamente en la vida social y laboral.
Gracias a este compromiso con la calidad y la inclusión, Blarlo se ha consolidado como una agencia de traducción e interpretación líder en España y una de las mejores agencias de traducción en España.
Conclusión
La Lengua de Signos Española y las demás lenguas de signos del mundo demuestran que la comunicación humana es diversa, rica y compleja. A través de los servicios de traducción e interpretación profesional, empresas como Blarlo contribuyen a derribar barreras lingüísticas y a construir una sociedad más inclusiva, donde todas las lenguas, orales o visuales, tengan el mismo valor.